jueves, 13 de octubre de 2011

La musa inspiradora puede vestirse con distintas máscaras: extrañez, aburrimiento, náusea, tristeza, soledad... Otras veces puede simplemente invadir a cercanía del artista. ¿Y aquél que no entienda nada de arte? ¿aquél que no supiera hacer música pintura, arte? ¿qué hará?
Siempre pienso que de alguna manera, el cuerpo tiene que expulsar los sentimientis: mediante la risa, el enojo el llanto, abrazos; a través de diversas manifestaciones del cuerpo, se expresa el alma. El arte saca a la luz el alma del hombre que sin querer ser artista, no se siente satisfecho con los manejos cotidianos de la humanidad.
Algunos ven otra cosa, sienten otras sensaciones y su alma necesita liberar esos reflejos falsos de la realidad que percibe y no logra asimilar.
Lo que sientas debe dominarte porque, como alguna vez dijo Cortázar, "la razón no sirve para calmar tempestades instantáneas". Y aunque a veces duela o lastime el resultado que se obtiene después de dejarnos llevar por los sentimientos, siempre creí que esa manera de vivir es la única real dentro de todo este desconocimiento.
No es casual que a veces nos sintamos ajenos a todo lo que nos rodea. Creer que pertenecemos a "otro mundo" es la señal de que la vida que vivimos no es real. Si fuera una ilusión, entonces qué es mejor que por lo menos luchar contra esa farsa siendo lo más sinceros posible con lo que nosotros sentimos... Hacer lo que tengamos ganas de hacer, olvidarnos de lo que puedan pensar los otros de nosotros. Un "nos" en el comienzo de la palabra que cambia tanto las cosas... Ellos, los otros, nosotros, vos, yo, tantos sintiendo lo mismo por segundos y tratando de volver a la realidad. Si no sabemos qué es la realidad, ¿dónde intentamos volver? ¿por qué no liberamos el alma?  
Ni siquiera todo esto que escribo me alcanza para expresar lo que siento... palabras, cuerpos, sonidos, materia que intenta sacar a la luz aquello que no puede verse, ni oirse, ni tocarse... aquello que todos sabemos que está pero no es más fácil ocultar.
Tendremos que conformarnos con llorar cuando estemos tristes, golpear cuando estemos enojados, saltar cuando estemos contentos... aunque sepamos muy bien que al alma no le alcanza lo que pueda ofrecerle el cuerpo. Debemos aceptar que ese vacío que sentimos es la cadena que no amarra a ser simples seres humanos que buscan las soluciones del alma en lo terrenal, tan egoístas que nos creemos los únicos seres pensantes en este universo.
Como si el cielo y las estrellas, la unión del mar con el horizonte no nos movieran ese algo que tenemos adentro desde hace tanto tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario